Prohibició de l'ús de la llengua catalana a la zona ocupada pels nacionals (1937)

Període: Guerra i Dictadura franquista 1936-1975
Data del fet: 00-12-1937
Àrea geogràfica: Fora del Països Catalans
Lloc del succés: Sant Sebastià
Perseguidor: Governador civil de Sant Sebastià - Guàrdia Cívica
Persona agredida: Ciutadans
Testimoni: Teodor Llorente
Imposició: Multa
Resistència oferada: Aquestes escenes de pel·lícula còmica mostren fins a quin punt era natural que aquests valencians parlassin català. Per tant hi va haver una resistència fruit no de la voluntat sinó de la naturalitat de ser valencians
Circumstàncies: Conversa privada en espai públic
En Teodor Llorente al llibre Los valencianos en San Sebastián (València, Imprenta P. Domènech, 1942) conta quines eren les disposicions sobre l'ús de la llengua a la via pública de Sant Sebastià on vivien en aquells moments (XII/1937) molts de refugiats valencians que havien fuit de la zona repúblicana.

»Cumpliendo las indicaciones hechas por el señor gobernador militar de la plaza para "vigilar el exacto cumplimiento de la disposición que prescribe a los nacionales el uso en público de idiomas y dialectos diferentes del castellano", el jefe de la Guardia Cívica, organismo creado para atender el servicio interior de las ciudades, publicó una circular con instrucciones, la primera de las cuales era la siguiente:

» 1ª Para la organización del servicio en la vía pública se agruparán los señores Guardias Cívicos, sin nombramiento especial de esta jefatura, sino por designación entre ellos mismos en grupos mínimos de cuatro señores Guardias, los cuales no deben ir reunidos, sino escalonados. El primero , al oír en la calle, terrazas de cafés etc. conversaciones en idioma o dialecto diferente al castellano, llamará cortésmente la atención a los infractores y continuará su camino si fuere atendido, cuidando de exhibir, al hacer la advertencia, la placa que debe llevar bajo la solapa. Un segundo señor Guardia Cívico, sin boina reglamentaria, convenientemente distanciado del primero, observará con disimulo si la primera advertencia ha sido desatendida y continuará su marcha, haciendo una advertencia o seña discreta a los dos últimos señores Guardias Cívicos, que irán también convenientemente distanciados, si continuara la conversación en idioma o dialecto prohibido; éstos, previa ostentación de las placas correspondientes, procederán a advertir a los infractores que, desatendida la cortés invitación que se les ha hecho momentos antes, procedan a exhibir sus documentos de identidad, de los cuales se tomará nota, con expresión de sus domicilios, cuya nota circunstanciada pasarán a esta Jefatura.

A este efecto deben reunirse con los dos últimos señores Guardias Cívicos los dos primeros, para actuar formando grupo. En caso de proferirse palabras de menosprecio o desacato, procederán a la detención de los infractores por los medios que fuesen precisos, llegando al uso de la fuerza si a ello hubiere lugar y requiriendo el auxilio de la fuerza pública si lo hiciere necesario el número o resistencia de los culpables, pero procurando por sí mismos mis subordinados, que entregarán a los detenidos en las oficinas de Policía (Gobierno Civil), donde intervendrán como denunciantes en el atestado correspondiente.

»Formaba parte de la colonia valenciana nutrido grupo de agricultores, industriales y comerciantes, cuya lengua familiar y usual es la valenciana, sin perjuicio de que empleasen la oficial para actos en que se creyeran requeridos a ello, y es natural que todas estas personas y sus familiares entre ellos su idioma natal, lo mismo en la calle, que en los tes y cafés, que en cualquier otro sitio frecuentado por ellos, sin que pudiera caberles en la cabeza que al expresarse así cometieran ningún acto reprobable.

» Una mañana, hallándose reunidos dos agricultores naranjeros en uno de los cafés de la Avenida, se presentó una pareja de Guardias Cívicos, y al escuchar que hablaban lengua distinta a la oficial y de que eran nacionales, les requirieron para que cambiasen de idioma, y porque aquéllos hicieran algunas observaciones, ordenaron su detención. Salieron Guardias y detenidos a la calle, camino del Gobierno Civil, y al ver el grupo, un amigo de los segundos exclamó:

»Ché, a on aneu?

»-Véngase usted también con nosotros, por no hablar en la calle la lengua oficial- prorrumpió uno de los Cívicos.

»-I això, per qué? -añadió el inocente amigo, agravando su situación. »Pero no acabó aquí la cosa, sino que la escena se repitió varias veces durante el trayecto, y al final, ya próximos al edificio de la primera autoridad civil, eran doce o catorce los detenidos por idéntica causa.»